Después de la infección inicial, el virus permanece inactivo en el cuerpo y puede reactivarse varias veces al año.

“El herpes genital es actualmente una infección de transmisión sexual bastante frecuente”. Así lo afirmó la referente del Programa de Salud Sexual y Reproductiva, Viviana Guzmán, al asegurar que debido al estrés y a toda la problemática que está pasando la sociedad, las defensas disminuyen y esta es una de las infecciones que aprovecha esta situación para manifestarse.

El herpes genital es una infección frecuente de transmisión sexual causada por el virus del herpes simple. El contacto sexual es la principal vía de propagación del virus. Después de la infección inicial, el virus permanece inactivo en el cuerpo y puede reactivarse varias veces al año.

En este sentido, la profesional explicó que esta infección se puede adquirir en cualquier momento de su vida inclusive mucho antes de que el síntoma aparezca. “Una persona puede tener muy buenas defensas y estar inmunológicamente bien en el momento de que lo contrae y permanecer como portador, pero cuando las defensas bajen aparecerán las lesiones”, advirtió.

Guzmán dijo que los síntomas son muy específicos. «Esta infección puede provocar dolor, picazón y llagas en la zona genital. Pero es posible que no se tenga ningún signo ni síntoma. Si uno está infectado, puede contagiar, aun cuando no tengan llagas visibles», señaló.

Recomendaciones
Las sugerencias para prevenir el herpes genital son las mismas que para prevenir otras infecciones de transmisión sexual: abstenerse de la actividad sexual o limitar el contacto sexual a una sola persona que no tenga infección. Sin llegar a eso, se puede hacer lo siguiente:

* Usar un preservativo de látex durante todos los contactos sexuales
* Evitar la relación sexual si un miembro de la pareja tiene un brote de herpes en el área
* El herpes genital no tiene cura. El diagnóstico es clínico y el tratamiento es específico con medicamentos antivirales que pueden: ayudar a sanar las llagas más rápidamente durante un brote inicial; disminuir la gravedad y la duración de los síntomas en brotes recurrentes; reducir la frecuencia de la recurrencia; minimizar la posibilidad de transmitir el virus del herpes a otros.

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