Nacida en San Miguel de Tucumán, fue adoptada a los tres meses y partió al viejo continente, donde se crió, pero las raíces siempre tiran. Encontró a sus hermanos gracias a un programa de televisión y ahora los disfruta. Su vida, su música, el amor.
La historia de Mariah Juarez es digna de ser guionada por Woody Allen y ser llevada a la pantalla grande, con fuertes cambios en su vida en el pasado y con un presente cada vez más grande en el mundo de la música.
La joven nació en San Miguel de Tucumán y fue adoptada por una pareja de noruegos cuando apenas tenía tres meses. Con ellos partió rápidamente al viejo continente para instalarse en Oslo, donde creció: “Fue un viaje complicado. Realmente no encontré los aspectos buenos de la vida hasta que me hice adulta. Creo que todos en este mundo tienen su pasado y sus experiencias difíciles. Y a veces los niños ven y sienten cosas que nunca deberían haber existido, tanto física como mentalmente. Tuve que aprender mucho por las malas, pero eso es vida, y a medida que crecía tenía que buscar las cosas que necesitaba, no las que quería. Necesitaba paz y tranquilidad para hacer música y aprender sobre mí. Me di cuenta de que me gusta la persona que soy de la que me avergoncé cuando era más joven.
Entre esas cosas que necesitaba Mariah, principalmente, era conocer a sus hermanos tucumanos. Luego de cinco años de búsqueda, lo logró: “Tenía 21 años, con un programa de televisión noruego fuimos a buscar a mi familia. La encontré y me hizo muy feliz. Mi primer día con mi familia en Argentina fue increíble. Sentí que cada pieza del rompecabezas estaba de vuelta en su lugar. Olvidé las cámaras, el equipo de producción… la experiencia fue mucho mayor”.
No era su primera vez en Tucumán, ya que había viajado cuando tenía 10 años: “Ese año descubrí el cielo. Puedes ver las estrellas tan fácilmente en Tucumán. Eso no es fácil donde estoy en Noruega ahora. Jeje me encanta eso. ¡Y la comida! Sí. Me encanta comer. Hacemos muchas empanadas aquí, pero realmente extraño el sandwich de milanesa y la carne”, contó.
El encuentro con sus hermanos y su cambio de vida
“Estaba tan nerviosa, pero al mismo tiempo tan listo para estar con ellos. Tenía tantas preguntas Siempre supe que podía obtener respuestas que pudieran romper mi corazón o podría obtener respuestas que me puedan levantar y hacerme aún más feliz. Y obtuve muchos de los dos”, relata la joven de 28 años.
“Nunca olvidaré la primera vez que mi hermano Carlos me abrazó. Siempre quise conocer mucho a mi hermano. Han pasado muchos años aprendiendo comprensión, celebrando y saludando. Estoy muy agradecida. Mis hermanos son importantes para mí. Siempre quise una hermana. Ahora tengo una hermana que me envía mensajes cada semana. Hablamos sobre la vida se ríe conmigo”.
A pesar de la gran relación que obtuvo con sus hermanos, no ocurrió lo mismo con sus padres biológicos: “No tenemos una relación. Es algo que todavía estoy aprendiendo a aceptar, creo. Pero es como es. Les deseo a ambos una buena vida”.
El cambio de vida y la música
En su provincia natal conoció a su pareja, Paolo, con quien está en Noruega: “El año que conocí a mi familia también fue el año en que comencé a hacer música en Argentina. Y conocí a mi novio cuando hice mi primer concierto en Tucumán, por supuesto en ese momento él era solo mi colega de trabajo. Fue un gran año. Mucha gente nueva en mi vida. Tengo la suerte de experimentar ese tipo de amor, amistad y conexiones entre hermanos”, relata.
Si bien a los 21 hizo su primera escala en el Jardín de la República, Maríah comenzó con su amor a la música desde mucho antes: “¡Realmente escribí mi primera canción cuando estaba en primer grado! Lo cante a la clase. No debería haber hecho eso, jeje, pero realmente toqué el violín profesional durante muchos años, practicado 4 horas todos los días. Fui a una escuela de música después de la escuela regular. Me encantó. También escribí música. Tuve que elegir y elijo la dirección en la que siento que más me puedo expresar, escribir música”, expresó.
Luego agregó que “solía escuchar esta canción de FIGHTER en el baño de la escuela cuando estaba comiendo sola en los descansos. Para obtener la fuerza para continuar el día. Tuve dificultades en la escuela cuando era más joven, y creo que sentí que quería hacer la música que pudiera ayudar a alguien más. Al igual que esa canción me ayudó, entonces seguí escribiendo”.
A la hora de hablar de su música en estos años, Maríah cuenta que solía “hacer mucho reggae. Y todavía me siento bien haciendo reggae. Me hace sentir esperanza Y bien por expresar cosas. Pero mi música depende de mis sentimientos, pensamientos y preguntas sobre esta vida que vivimos. Hago música para expresar. Para compartir las mentes con los demás”.
Esta tarde, desde las 21 y por el Facebook de eltucumano.com, Mariah Juarez estará tocando desde Oslo para sus coprovincianos, para sus hermanos, sus amigos, para esos con los que tanto extraña compartir unas empanadas y una milanesa y brindar, como cada vez que se ven.