“La hipocondría es un trastorno de ansiedad, una preocupación excesiva a padecer alguna enfermedad grave o mortal. La persona está en un estado de ansiedad constante que la va llevando a la preocupación y la angustia. Esto genera que concurra excesivamente a la consulta médica y se practique chequeos repentinos”, explica la jefa del servicio de Salud Mental del hospital Centro de Salud, Patricia Marcela Garzón.

En este sentido, la profesional ejemplifica: el paciente hipocondríaco ve una campaña de salud sobre cáncer. Este trastorno de ansiedad lo lleva a pensar que él puede estar teniendo cáncer, se angustia y recurre en exceso a hacerse estudios y consultas.

“Esta enfermedad es más frecuente de lo que la gente puede llegar a creer o suponer, porque vivimos en una época donde todo nos genera ansiedad, sobre todo en esta pandemia. El COVID-19 fue un gran disparador de este cuadro psiquiátrico”, comenta.

Y continúa: “Siempre existe un factor predisponente, ya sea psicógeno o genético. Este tipo de paciente proviene generalmente de familias donde todos son ansiosos, nerviosos y muy preocupados por la salud. La persona desde la infancia creció en este entorno donde se habla sobre enfermedades o hubo una muerte muy trágica que lo marcó en la niñez. Entonces la persona que absorbió toda esa información negativa después queda vulnerable en el aspecto psicológico”.

La hipocondría afecta considerablemente la calidad de vida porque una persona con ansiedad tiene mala digestión, insomnio, angustia, e incluso puede presentar crisis de pánico.

Se dice que una persona sufre de hipocondría cuando esta sensación de preocupación desmedida por la salud, se da de manera repetitiva en un periodo de seis meses o más. Por ejemplo, es habitual que los médicos aconsejen un chequeo anual de distintas especialidades para prevenir ciertas patologías o hacer un seguimiento. Pero los pacientes hipocondríacos se hacen muchos chequeos más, incluso pueden llegar a los 10 por año, advierte Garzón.

Aun así, la psiquiatra aclara y brinda una luz de esperanza porque este trastorno sí se cura. Para ello la persona debe recibir terapia psicológica y farmacológica.
Actualmente desde el hospital Centro de Salud, el servicio está trabajando por telemedicina. Por turnos comunicarse con Salud Escucha (0800-4444-999).

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