El Gobernador y las máximas autoridades de la Iglesia hablaron también de la pandemia que azota a todo el mundo y donde Tucumán no es ajena.

«Que nadie nos robe la esperanza. Esto es fundamental porque ante las necesidades hubo muchísima solidaridad entre los hermanos, familiares y vecinos a causa de la pandemia». Estas palabras pertenecen al arzobispo de Tucumán, Carlos Sánchez, quien en la mañana del viernes fue recibido por el gobernador Juan Manzur. El jefe de la Iglesia estuvo acompañado por el obispo auxilizar Roberto Ferrari, que se suma a la Arquidiócesis local.

«En el termino de un año diez sacerdotes fallecieron en Tucuman por el coronavirus y otros contagiados, que gracias a Dios superaron la enfermedad. Fue un 2020 muy difícil pero el ejercicio de aprender a convivir con esta pandemia nos va ayudando a poner todas las prevenciones necesarias para seguir caminando juntos en esperanza», resumió Sánchez.

A su turno, Ferrari calificó el encuentro de «muy cordial» y agradeció a Manzur «por la valoración que le da a la Iglesia y sus instituciones, más en este tiempo difícil de pandemia, donde llegamos a todos los barrios».

En cuanto a su función, el prelado destacó el rol de colaborar con el Arzobispo de forma mancomunada «para facilitar su tarea y sobre todo compartiendo responsabilidades», indicó el flamante obispo auxiliar.

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