La referente del Programa Provincial de Abordaje Integral de la Violencia y los Derechos Humanos del Siprosa, Carolina Salim, detalló que en contexto de pandemia y ante el aislamiento decretado a nivel nacional en marzo de este año, se hizo necesario el rediseño y reorganización de las vías de transmisión y contacto que se venían implementando, tanto para los equipos de trabajo como para la comunidad en general.

El programa, dependiente de la Dirección General de Salud Mental y Adicciones, aborda hace 10 años la problemática de violencia de forma integral, lo que implica a los diferentes grupos etarios. Violencia hacia la mujer; maltrato y abuso en niños y adolescentes, violencia al adulto mayor y la línea de derechos humanos y lesa humanidad son los ejes en los que se basa la tarea.

Salim, contó que desde abril se empezaron a repensar nuevamente las estrategias de abordaje: “El programa no paró de trabajar, la idea fue desde el inicio de esta pandemia aplicar estrategias para no detener nuestra labor, justamente pensando en que la problemática de violencia, sobre todo intrafamiliar, sucede o acontece en el mismo seno de la familia, dónde en aislamiento las víctimas se encontraban aún más expuestas por tener que cumplir el periodo a solas con el agresor”.

Esta alarma llevó a pensar cómo redoblar los esfuerzos para prevenir y erradicar la exposición de las familias de riesgo y a unificar criterios con toda la red involucrada en la atención de este flagelo, con los organismos a nivel provincial y del sistema sanitario, con el objetivo de generar estrategias que lleguen a cada uno de estos hogares y a sus vecinos, con medidas que permitan dar aviso a los organismos de seguridad y a las instituciones que correspondiera para contrarrestar las situaciones de violencia.

“Estratégicamente la tarea principal era pensar que, por un lado no podíamos salir a capacitar o hacer las actividades de sensibilización comunitarias que solemos hacer, pero sí había que utilizar las redes sociales y las herramientas disponibles y por otro, que éste es el mundo de la virtualidad, entonces empezamos a explorar las plataformas posibles, a aunar esfuerzos y empezamos a tener reuniones virtuales también con todas las instituciones involucradas”, detalló Salim. De esta manera se comenzaron a diseñar estrategias nuevas o adaptadas al contexto de pandemia y de aislamiento, con el uso de los medios posibles: líneas telefónicas, nuevos números de WhatsApp, y la vía de dejar mensajes en otros tipos de plataforma.

En este marco, el programa de Violencia reforzó un trabajo de coordinación con equipos del Ministerio de Seguridad, colaborando en programas radiales del esa cartera y en un ciclo de actividades virtuales gratuitas organizadas por la Secretaría de Participación Ciudadana, dirigidas, entre otros, a los equipos docentes y no docentes de todos los niveles del sistema educativo y a personal policial, donde los agentes tenían la posibilidad de sumarse e ir adquiriendo herramientas actualizadas en violencia de género o de abuso sexual.

“Analizamos qué herramientas podíamos dar desde salud en tiempos de pandemia, actualizando la información que los agentes de Seguridad, la policía urbana o que trabaja en situaciones de emergencia, pueden adquirir como conocimientos que sean aplicables en este momento. En la actualidad estamos trabajando con un material que queda disponible, entre otros, para que los residentes del Sistema de Salud puedan acceder de forma gratuita y virtual a los conceptos, las herramientas actualizadas, normativas y procedimientos que se han ido trabajando a lo largo de la implementación del programa, que ya tiene casi 10 años de trayectoria, y en este contexto en particular”, sostuvo la profesional.

La tarea, define Salim, fue y es repensar constantemente estrategias actuales en conjunto con toda la red provincial: “Esta problemática va más allá de algo que atañe específicamente a la salud pública. Si bien es tarea de salud abordar las consecuencias de la violencia y contrarrestar sus efectos, en este recorrido nos vamos encontrando con los otros sectores que también tienen el mismo desafío y esto es lo que nos invita a pensar en un abordaje integral, no de un solo sector o que responde a un solo factor, sino en un entramado de factores y de elementos que entran en juego en la situación violenta”.

Es debido a esto que se han diseñado en su momento procedimientos específicos, por ejemplo para el abordaje del abuso sexual desde la red sanitaria. El interrogante en pandemia se centró en cómo adaptar las vías de denuncia, los procedimientos escritos o las transmisiones en fiscalía, a un mundo virtual y remoto: “Se habilitó una línea de WhatsApp de la que disponen los equipos, así como de un número provisto, del cual también dispone la policía. Los casos, sea de violencia de género o de abuso sexual, que se detectaban en el primer nivel de atención o en hospitales, se comunicaban con esta línea de la fiscalía, establecían a la vez la comunicación formal con la institución correspondiente y después los equipos de asesores letrados terminaban de armar la denuncia y la comunicación”.

En lo que respecta a procedimientos se actualizaron las guías clínicas para ir dejando la disposición. Se trabajó además invitando a diferentes espacios virtuales de capacitación. El Colegio de Psicólogos participó en un módulo para pensar y transmitir cómo se trabaja en la actualidad con los casos de abuso y se incrementó y unificó la labor compartida con la Red Provincial de Violencia contra la Mujer de forma virtual.

“Todo esto responde a una necesidad de encontrarnos con el otro, de pensar juntos en esta adversidad cómo aunar esfuerzos y trabajar con reuniones virtuales, hacer folletería, difundir y habilitar nuevas líneas telefónicas para que la gente pueda acceder de manera fácil y gratuita a comunicar la situación en la que viven. El diseño de campañas de difusión en este punto fue fundamental para que las mujeres o niños que sufren situaciones de violencia, maltrato o abuso, sepan que las instituciones no hacen oído sordo y trabajan en su abordaje en período de aislamiento”, afirmó la especialista.

En el constante repensar de las herramientas, instructivos y vías para involucrar a otros actores, un lineamiento que planteó el programa junto al equipo de la Secretaría de Participación Ciudadana, tenía que ver con considerar que la mujer muchas veces no podía acudir a un teléfono, porque quién lo manejaba era el mismo agresor con el cual convivía las 24 horas; por eso se empezó a analizar cómo involucrar al vecino que escuche, que sepa de estos casos, para incentivar a que denuncie la situación que acontece en otro domicilio y los equipos puedan proteger a las víctimas de ese grupo familiar afectado.

Se articuló así también con la Red General de Servicios, para supervisar cómo estaban trabajando los equipos a nivel asistencial primario, en hospitales y guardias. “Tener fiscalías especializadas en violencia contra la integridad sexual, abusos y violencia familiar con las cuales comunicarnos, es una ventaja enorme en este momento. Esto activa resilientemente otros elementos posibles de comunicación desde Salud con Seguridad, Educación, la Corte, el Poder Judicial, la Secretaría de Derechos Humanos, cuerpo de abogados, facilitándonos herramientas y compartiendo información”.

Siguiendo esta línea Salim comentó que desde la Oficina de Violencia Doméstica y el Observatorio de la Mujer invitaron al programa a trabajar en una nueva implementación respecto a la creación de un registro de agresores.

“La receptividad de los equipos fue positiva, notamos la inquietud de querer conocer cómo estamos trabajando, cómo se puede llegar a la fiscalía y cómo se pueden capacitar. Estamos casi las 24 horas del día a disposición para esto, para la gestión de los casos, para facilitar los números telefónicos y a partir de la virtualidad pudimos realizar seguimiento en casos de violencia o abuso, las líneas telefónicas permitieron allanar las dificultades que muchas veces había en la implementación presencial evitando esperas y demoras de documentación. Esto está permitiendo el empoderamiento de los equipos, que sean ellos quienes se comuniquen con la justicia dando cuenta de una situación compleja”, definió la responsable, al tiempo que agregó desde Salud se ha avanzado notablemente en la detección y el abordaje de estos casos, desde la mínima consulta se da aviso rápido y oportuno de los casos y esto tiene que ver con una implementación constante y sostenida del programa a lo largo de los años.

Finalmente el titular de la Dirección General de Salud Mental, Walter Sigler, agregó que el organismo, además del tratamiento y el abordaje de salud mental para las víctimas de violencia desde el primer momento, también integra el COE Tucumán en forma conjunta con el Observatorio de la Mujer del Ministerio de Desarrollo Social y el Ministerio de Seguridad, y trabaja en este contexto haciendo todas las gestiones necesarias para que aquellas víctimas de violencia de género o cualquier otro tipo de violencia que residen en la provincia transitoriamente y necesitan trasladarse a otra provincia de origen, puedan trasladarse.

Así también la Dirección gestiona para víctimas de violencia que han estado en otros países o en otras provincias del país, un trámite abreviado para que ingresen a la provincia de Tucumán con todos los recaudos, las normas de bioseguridad y prevención para el aislamiento obligatorio.

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